Marian y Carlos se fueron a comer perros calientes a Plaza Venezuela, mientras ella le añadía sabor a su hamburguesa doble de carne con huevo frito, tocineta, aguacate y full queso amarillo con cuanta salsa estaba al alcance de su mano él sincronizaba su reloj con el gigantesco Patek Phillip de la torre, de pronto ambos se miraron de reojo y comenzaron a reír sin parar bañando en salsa, papitas y refresco a todos a su alrededor. A las diecisiete horas, cuarenta y cinco minutos con cero segundos recordaron el día que hicieron subir a su padre hasta el último piso de la Previsora para descubrir que no era cierto que ahí viviera la señora del 119. Nunca nadie les dijo que era en el Observatorio Cagigal donde realmente residía.
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Av. Abraham Lincoln, Sabana Grande, Caracas, Distrito Capital.
Arquitecto: Pablo La Sala.
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